ALGUNAS NOTAS
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Estas notas surgen de la observación del ego, de la sociedad, de lo que nos separa. De mi propio ego, de lo que me habían enseñado y me había creído, de lo que veía y no me gustaba, pues estaba viendo fuera una parte de mí, enfadada conmigo porque sabía que eso que hacía o veía no era yo. Enfadada conmigo por no hacerme consciente antes y escucharme a mí misma y no a los demás, por haber estado separada de mí tanto tiempo y las repercusiones, lazos de dependencia, pensamientos, miedos e historias no reales que había creado yo sola al desvincularme de mí. De esa bondad que siempre he tenido, de esa poca picardía, de esa sonrisa innata, de ninguna mala intención, de esa comprensión a los demás sin ponerme de parte de ninguno, de ofrecer sin pedir nada a cambio y coger de los demás sin pensar que me fueran a pedir nada de vuelta, sin entender por qué se reían los unos de los otros, aplastaban al débil o al diferente o criticaban sin conocer, por qué la gente mentía, no aceptaban, o hacían chantaje, por qué se quedaban en la envoltura sin ver a la persona de verdad. Por qué ganaba lo material. Por qué tenía que demostrar un acto inexplicable que hacía solo porque lo sentía. Por qué no me creían cuando actuaba desde el corazón, siempre pensando que había dobles intenciones. Al toparme de bruces con la sociedad, solo quería huir, creí que no podía ser real, que era una ilusa por creer en la felicidad y en los sueños, creyendo que era yo la que estaba equivocada por pensar que el amor es posible, pues escaseaba. Y me engañé, apagando ese amor, separándome de aquello que veía y no me gustaba, que no era más que mi alma, lo que soy, mostrándome aquello que no soy, ese ego, esas capas, todo aquello que está lejos del amor. Observar esa parte mía que veía alrededor para apagar mi ego. Quedarse para sentirlo, asimilarlo, aceptarlo, escucharme a mí y actuar como desee, desde mi amor, no como me había creído que había que actuar… pero no me hacía feliz. Solo estando en paz conmigo lo puedo estar alrededor, pese a que el resto siga hecho un ‘caos’, esta paz te hace ver la bondad oculta dentro de ese caos, el sufrimiento de lo que de verdad somos. Hasta qué punto hemos distorsionado la esencia. Ver a las personas de verdad, no a esas capas de miedo, de patrones, de historia inculcada que no corresponde a la felicidad que somos en esencia.
Solo quedándote, observando, no reaccionando, aceptando… te encuentras con lo que eres, con la verdad, y de este modo puedes ver más allá de todo ego, pues tu ego ya no está.
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